Uno de los ejercicios que más beneficios pueden ofrecerte a la hora de mejorar tu salto vertical son los saltos profundos.
Consiste en dejarse caer desde una altura determinada (un banco, un cajón u otra superficie a un nivel superior del suelo) para rebotar nada más tocar el suelo realizando un salto lo más alto posible. Es muy importante que nada más aterrices en el suelo hagas un salto vertical explosivo sin flexionar demasiado las rodillas ni amortiguar en exceso la caída, tal y como tocas el suelo, saltas lo más explosivo que puedas.
En el momento de dejarte caer no debes saltar hacia el vacío sino adelantar un pie, como si fueses a dar un paso en el aire y dejarte caer, aterrizando y haciendo el salto posterior con los dos pies a la vez.
Se trata de un ejercicio bastante agresivo, con lo cual es recomendable no abusar con las repeticiones y realizarlo en una fase de fuerza máxima o de fuerza potencia, cuando el programa de salto está algo avanzado, nunca se debe hacer durante las primeras semanas de la programación.
Para evitar lesiones y sacarle el máximo rendimiento al ejercicio, es indispensable trabajar con una altura óptima. Para calcularla necesitaras trabajar cerca de una pared o referencia similar que pueda indicarte cuanto saltas. Empiezas haciendo el ejercicio desde una altura prudente y calculas hasta dónde llegas con el salto vertical. Poco a poco ves subiendo la altura de la superficie desde la cual trabajas hasta que llegues al límite donde empieces a descender en distancia vertical. La altura máxima desde la cual realizando los saltos profundos mantengas tu mejor salto vertical es la adecuada para realizar el ejercicio.
Resumiendo, los saltos profundos son un fijo en una buena rutina de salto vertical pero es importante trabajarlos de forma explosiva, desde una altura óptima, en el momento adecuado y con el volumen justo y necesario para sacarle el máximo rendimiento.
Un saludo
Dani
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